jueves, 23 de junio de 2016

DESDE EL COMIENZO

Aquí comienza mi andadura bloguera. Espero que sea larga y mi camino esté acompañado en todo momento. Esta es mi segunda entrada. Me ha gustado comenzar con un comentario a Osasuna, equipo al que me une un sentimiento, una afición desde pequeña.
En cada entrada escribiré una cosa distinta,  una historia nueva. Comentaré libros, escribiré poemas, trasladaré mis sueños a la realidad de la vida... Esa vida que a veces es triste y otras alegre. Nosotros la dirigimos aunque a veces parezca que es ella quien nos arrastra.
Espero que caminéis a mi lado, que me ayudéis a quitar las espinas a las rosas que crecen a nuestro alrededor, que soñéis conmigo.
Desde este comienzo, os deseo buenas noches.

Y al final fue que sí





El árbitro pitó el final del partido en Montilivi Y se desató la locura. Jugadores, cuerpo técnico, afición y un entrenador eufórico y feliz se unieron dejando fluir una alegría que llevaba contenida mucho tiempo.
Lejos de allí, miles de personas repartidas por todas las partes del mundo también celebraban el ascenso de Osasuna a primera.
Alberto  y yo estábamos en Hondarribia pasando el fin de semana con la cuadrilla, con esos amigos que siempre están ahí y disfrutan contigo de los buenos momento pero que especialmente te apoyan en los malos. Yo vi el partido sola, apartada en una mesa aferrando un vaso de cerveza que no bebí pero me ayudó a descargar los nervios.
Alberto entraba y salía del bar, lloraba con el gol que marcó Kodro e hizo emocionarse a más de uno con su reacción. Muchos nervios y emociones arrastrados hace muchos meses. En el momento final nos acordamos de mucha gente. Abrazados, pensamos en aquellos a los que no podríamos llamar para contarles y compartir nuestra alegría. Miramos al cielo y supimos que sí estaban allí y que habían animado más que nadie.
Abrazos, besos, alegría, compañía inmejorable en un lugar que será especial a partir de ahora.
Gente a la que no conocíamos nos felicitaba, se alegraba de nuestra felicidad y nosotros, camiseta rojilla, bufanda al cuello y bandera a la espalda, paseando el triunfo de nuestro equipo por las calles y la playa de Hondarribia.
Atrás quedaron los malos momentos personales vividos estos últimos meses. Quedaron aparcados por una noche. Gracias por compartir esos momentos con nosotros.