miércoles, 21 de marzo de 2018

INSTANTES DE POESÍA



Versos que huyen 
de la rutina,
rutinas que se refugian
en palabras
para maquillar su aspecto
y parecer distintas,
por un instante,
en un espejismo
que recuerda la vida
y duele por dentro.




Mañanas que emergen
de la noche
cual Ave Fénix
resurgiendo de sus cenizas.
Nubes que se disipan
antes del amanecer
intuyendo un sol 
que crea un artificio luminoso
para emocionarnos.

Junto a pensamientos
sin cordura
la razón se abre paso
para elevar su voz,
y en medio del sinsentido,
da comienzo la primavera
entre copos de nieve,
desperezando momentos
que nacen de la poesía.



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Crearé espacios abiertos
donde se cerraron puertas.
Entre sentimientos volaré
para olvidar la sensación
que dejan las cicatrices
de las ausencias marcadas.
Pasearé por una alfombra
tejida de nubes grises
en la densidad del firmamento,
y, entre estrellas opacas,
encontraré tu memoria
al filo de mi silencio.


Arantxa Murugarren
 21/03/2018


sábado, 3 de marzo de 2018

OPINIÓN DE "EN EL LABERINTO". JAVIER RUMEGÓ


TITULO: EN EL LABERINTO.

AUTOR:  JAVIER RUMEGÓ

GÉNERO: FICCIÓN CONTEMPORÁNEA




SINOPSIS:

Novela desgarradora que puede llegar a evocar a autores como Bukowski, Houellebecq o Bret Easton Ellis en sus partes más realistas, y a otros como Bulgákov en sus momentos oníricos.

Un protagonista desgastado por la desilusión y el fracaso se ve atrapado dentro de un laberinto de desesperanza, al que hace tiempo que se ha acostumbrado y del que no tiene ningún interés en huir.

El sufrimiento de perseguir los sueños o las consecuencias de abandonarlos y entregarse a una vida de sometimiento es lo que le ha llevado hasta allí. Una serie de circunstancias y unos extraños personajes harán que el protagonista tome conciencia de su situación, lo que le llevará a poder escapar del laberinto o caer más en su oscuridad.

Javier Rumegó nos presenta una historia escrita en primera persona que no dejará indiferente a nadie. Nos encontramos ante una novela intensa, desgarradora, cargada de dureza, valiente de principio a fin, donde confluirán de manera magistral dos géneros tan dispares como el realismo sucio y la fantasía.

¿Y tú? ¿Te atreves a entrar En el Laberinto? Y una vez dentro, ¿qué estarías dispuesto a ofrecer para salir de él?


OPINIÓN PERSONAL:

En el Laberinto es uno de esos libros que no esperas, en los que nada más empezar se tiene la sensación de que se está ante algo fuera de lo común y lees con ganas deseando saber qué viene a continuación de la última palabra de cada capítulo.

Al terminarlo me he quedado con un cúmulo de sensaciones contradictorias difícil de explicar con palabras.

Este libro lo he leído de día, al contrario de cómo suelo leer habitualmente. Creo que necesitaba esa luz que no encontraba dentro de mí mientras devoraba la historia y sentía desasosiego entre algunos párrafos.

Me ha desconcertado por momentos, pero ha atrapado mi atención desde el principio por su manera de narrar, por el carácter del personaje principal, por el entorno que le rodea y sobre todo por el ritmo imprimido en la novela.

No deja indiferente. He sentido antipatía por el protagonista a la par que le he admirado en secreto por esa franqueza de la que hace alarde todo el tiempo. Franqueza que en ocasiones es un lastre para él mismo y le impide ser correcto en situaciones en las que le hubiera gustado serlo. Pero él no es políticamente correcto, él es visceral, consciente de sus actos, honesto consigo mismo, aunque parezca que no. Reconoce sus fallos y errores, pero no evita cometerlos.

A veces me gustaría ser así, ignorar esa parte cuerda de mi cerebro que me alerta cuando me salgo del guión. Sin embargo, me alegro de escucharla. Esa parte racional me advierte de la conveniencia del silencio en determinadas situaciones. A veces, me gustaría lanzarme al vacío sin estar segura de que hay una red debajo. Improvisar, ir a la aventura por caminos desconocidos. En ocasiones lo intento, pero siempre voy atada a ese hilo que me saque de ese entramado de situaciones, de esos caminos llenos de bifurcaciones vericuetos que conforman nuestra vida.

Es un título muy acertado. Una vez que entras en las páginas quedas atrapado en ese laberinto de palabras y alusiones mitológicas, de metáforas e incursiones musicales.

Contada en primera persona y en presente, con un, el autor tiene habilidad para mantener la atención del lector. Lo consigue gracias a giros sorprendentes en el momento menos pensado.

Nos encontramos un, “Yo narrador”, orgulloso de sí mismo y en el que quedan al descubierto debilidades y defectos. Un personaje que no se pregunta qué opinan los demás de él o por qué lo hacen de esa manera. Aunque no es algo que le importe siento que en algunos momentos le gustaría tener él mismo una opinión diferente, ser distinto, mostrar la cruz en una moneda de dos caras.

Como dijo Ghandi, “somos dueños de nuestros silencios, esclavos de nuestras palabras y víctimas de nuestro orgullo”. Por desgracia no solemos percatarnos de ello. Puede que simplemente lo ignoremos porque aquello sobre lo que no se piensa nos parece que no existe.

Es una obra distinta, con realidad que supera a la ficción y ficción dentro de la realidad.

Hay situaciones fantásticas que llevan al lector a preguntarse en qué lugar del laberinto se encuentra, qué camino ha de seguir para salir de él, para no dejarse atrapar por una abstracción que se muestra demasiado presente.

En definitiva, en algún momento de nuestra existencia todos nos hemos podido hallar encerrado en un entramado laberíntico emocional, de rutina, en el que no somos capaces de encontrar la salida o tal vez sí sabemos cómo llegar a ella, pero nos sentimos protegidos en el interior y no la buscamos. El exterior nos da miedo.  No recordamos al Minotauro que vive dentro.

A veces, cuando lo vemos, ya es demasiado tarde.

Combina frases largas con cortas lo que hace que sea un texto ágil. Las descripciones son detalladas y los lugares cotidianos.


El final me ha sorprendido por diferente, por no esperado.

Al terminar tuve la impresión de que me había perdido algo, pensé que si volvía atrás encontraría la respuesta a esas preguntas retóricas que yo misma me hacía leyendo entre líneas. No empecé de nuevo, sin embargo, encontré el sentido a mis propias reflexiones después de pasado un tiempo.


Al pasar la última página me pregunté por qué no había entrado antes En el Laberinto. Me di cuenta de que me iba a costar salir de él.

En ocasiones, olvidar no es tarea fácil.

La tristeza y el vacío siempre sustituyen a personas que parecían importantes antes de que el tiempo las convierta en indiferentes”.
"En el Laberinto" Javier Rumegó.