Sábado 11 de febrero de 2017.
No es un sábado cualquiera. Para la mayoría de la gente
quizás si lo sea. Para el colectivo de poetas Hitzune no lo es. Llevan tiempo
preparando un homenaje a Jorge Oteiza con motivo del 25 aniversario de la
publicación del poemario Itziar elegía y otros poemas en
1992, meses después del fallecimiento de Itziar, su esposa y donde esta recogido "Itziar elegía" poema dedicado a su memoria.
Han dedicado muchas horas a prepararlo todo. Cada uno ha
creado un poema para la ocasión, dedicado al artista, evocando su persona, su
arte, su vida y su amor por Itziar. Han cuidado cada detalle. Tiene
que salir perfecto. Por supuesto el lugar elegido es el Museo Oteiza, el que
tenía que ser.
Imagen extraída de Internet. |
Se acerca la hora: 12 del mediodía. No es la “hora bruja”
pero sí es mágica, el contexto lo es, lo que va a suceder allí también va a
contribuir a ello.
Es la primera vez que voy al museo, el lugar es precioso, el
paisaje que se ve desde allí lo es aún más. El invierno se deja ver en los
picos nevados de los montes más altos y alejados. La higa de Monreal majestuosa
al fondo nos saluda con su txapela blanca. Me alegro de que no llueva, de que
no haga viento, de que el tiempo nos conceda una pequeña tregua. Tan solo
faltan unos rayos de sol.
¡Todo no puede ser perfecto!
Dentro hay mucha gente. Busco un sitio donde sentarme y tener
buena visión. No puede ser primera fila pero no importa. Lo importante es
escuchar. Hablo con alguno de los poetas allí reunidos y que entrarán en escena
en unos momentos.
Nervios, ilusión, últimas pinceladas. Cada uno ocupa su sitio.
Ya está todo dispuesto y el evento debe comenzar.
Una suave música inunda el espacio.
¡ITZIAR ELEGÍA!
¡ITZIAR ELEGÍA!
¡ITZIAR ELEGÍA!... Claman los poetas y en ese momento el
espíritu de Oteiza unido a Itziar se despliega y recala en cada uno de los que
estamos ahí.
Desde diversos lugares del museo se declama el texto del
autor, en euskera y castellano. La emoción se apodera de mí, de nosotros. Son
bellos los versos, tristes, tangibles en su memoria, son hermosas esas letras
escritas para permanecer ahí por siempre, para que él no olvide, para que nadie
lo haga.
Me dejo llevar por el sonido de la voz, por el sentimiento de lo
allí declamado, por mis propios recuerdos. Deseo que algún día alguien piense
en mí con esa intensidad cuando me vaya.
Ahora,
mientras lo escribo, la emoción vuelve a mí rememorando todo lo que allí ocurrió.
Silencio absoluto, atención absoluta.
Nadie quiere perderse nada.
“…abatida cae tu cabeza
en
la almohada en la tierra en la madera
caminan colegios vacíos flores
flores
ya muertas sobre los muertos
de la tierra recién abierta cae alguna
piedra
me
ponen unas flores en la mano que dejo caer
cruz doble de madera he puesto
con
tu nombre y el mío unidos
las palabras saben que vamos a morir
yo
no sabía qué era la muerte…”
(Jorge
Oteiza: Itziar elegía)
Después
de escucharlo lo he leído en casa, despacio, más de una vez. En la memoria la voz de los poetas. En mi interior el sentimiento de un poema que
va más allá de la vida, que no se queda en la muerte, que permanece, que es
infinito.
“último
día de 1991
la
ha besado la muerte
baja en su rostro
lentamente de Dios una
lágrima
de sufriente infinita
dulzura
(Jorge Oteiza:
Itziar elegía)
Con
versos finales de “Itziar elegía” termina la primera parte del recital. A
continuación, el homenaje de los integrantes de Hitzune con los poemas que han
compuesto para la ocasión.
Antes
de leer su poema cada uno hace alusión a Jorge Oteiza Después recitan lo que han escrito, aquello dedicado a él y que vamos a disfrutar nosotros en persona. Declaman con dulzura,
con fuerza, con cariño. Cada uno en su estilo. Es grande el sentimiento. Miro a Alberto que está
sentado a mi lado. Le brillan los ojos, intuyo que a mí también.
Es
difícil describir con palabras lo acontecido, lo que se lee entre líneas. Complicado es transcribir el sentimiento de un instante.
Siguen
captando nuestra atención, lo han hecho desde el primer minuto. Escuchamos con
deleite a María Cano García, José Luis
Iriarte Madurga, Isabel Rivas Etxaniz, Mikel Sanz Tirapu, Matxalen Bezos Arketa,
Carmen del Río Bravo, Pedro Rodríguez Rojo Itziar Ancín, Ana Jaka García,
Izaskun Gracia Quintana, Teresa Ramos Rabasa, Silvia Marambio-Catán, Isabel Hualde
y Iosu Moracho Cortés, último en declamar y que pone el punto final al recital homenaje con un emotivo poema.
Todos han sido bellos, han estado llenos de matices y nos dejan sin saber que decir.
No
hace falta, el largo y sonoro aplauso cuenta lo que no se dice.
Agradecen nuestro cariño y presencia. Nosotros todo: su esfuerzo, su dedicación, esos momentos entrañables que nos han regalado, esa sensación que nos ha invadido por dentro y va a tardar en salir.
Agradecen nuestro cariño y presencia. Nosotros todo: su esfuerzo, su dedicación, esos momentos entrañables que nos han regalado, esa sensación que nos ha invadido por dentro y va a tardar en salir.
Sobra
todo lo demás.
En ocasiones, hay que dejar que las
palabras salgan poco a poco. A lo mejor no tienen que salir, tienen que
quedarse en nuestra mente, en el instante pasado en la mejor compañía. Ese instante protagonizado por la
poesía y el arte.
Muchas gracias por tan buena crónica de lo vivido el sábado 11 de febrero en el Museo. Para nosotros, ha sido una gran fortuna haber podido acoger este emotivo evento.
ResponderEliminarGracias y saludos desde el Museo Oteiza
J. P. Huércanos
Subdirector
Gracias por el comentario. Tanta belleza no podía quedarse sin ser compartida. La verdad es que fue una maravilla. Gracias a vosotros por acoger el evento.
EliminarOteiza está realizando una escultura con una neurona mía.
ResponderEliminarDesde el Cielo bajan sus eternos brazos con sus manos diminutas.
Puede traspasar mi cabeza y yo inmóvil le dejo trabajar.
Un pensamiento de Dios en mi neurona me pide Oteiza
para poder trabajar con él como cuando trabajó sus Apóstoles.
Mi neurona ha quedado modelada,
éste es el pensamiento infundido por Oteiza en su escultura:
Dios es nostálgico si no se ha refinado el punto de vista.
Triste si te has quedado sólo en tu vida.
Anhelar el amor y no encontrarse con Él, duele.
El arte puede ser la escultura de una montaña,
o la escultura de una neurona.
La búsqueda de la imaginación de Dios
como inspiración y creación desde la nada.
Gracias, Arancha, por tu artículo que me ha inspirado este poema.
Precioso poema, Óscar. No sabes cuánto me alegro de que lo que he escrito te haya inspirado tan bellos versos.
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