miércoles, 31 de agosto de 2016

UNA VELA MÁS EN MI TARTA


31 de Agosto. Principio de un nuevo día y final de un mes. Hoy es un buen día para nacer, o quizá no, conforme vas creciendo te vas dando cuenta de que es el último día de vacaciones para muchos y la mayoría no se alegra mucho de que sea tu cumpleaños, no porque sea tu día sino porque la idea de volver al trabajo eclipsa el suyo. Un día chungo que dirían algunos.

Bromas aparte,  es mi cumpleaños y para mí es el mejor día del año. Hoy, habrá una vela más en mi tarta, ya son muchas pero espero que sean muchas más. Ojalá llegue el momento en que no quepan y deba comprar un pastel más grande. Hoy, al mirarme al espejo veré esa arruga que no estaba ayer y  me hará advertir el paso de tiempo. Esa es una de las cosas a las que no daré importancia. Como díriá Scarlett O'Hara en "Lo que el viento se llevó", ya pensaré en ello mañana, o quizá no. Recibiré llamadas y felicitaciones de personas que no tengo cerca físicamente pero que siento más unidas a mí que otras que me rodean. Y lo celebraré con mi familia, la que está siempre conmigo en los buenos y en los malos momentos. Por supuesto, también me acordaré de los que se marcharon, echaré de menos el sonido de su voz y no podré evitar echar una mirada al recuerdo pero solo por un instante. Se que a lo largo del día una ráfaga de viento acariciará mi rostro y sabré que están ahí, a mi lado, celebrando conmigo. Y se que estarán felices si yo lo estoy.

Hoy, encenderé esas velas, y las soplaré mientras pido ese deseo que al final del día se habrá cumplido. Me emocionaré con las palabras de cariño, muestras de afecto,  y sonrisas que recibiré y me harán saber lo dichosa que soy por estar rodeada de gente maravillosa que se acuerda de mí y dedica unos minutos a hacerme feliz. Sí, porque esos pequeños gestos me hacen muy feliz. Hacen que merezca la pena pasar por momentos difíciles en la vida. Conforme escribo me voy dando cuenta de como van cambiando mis sentimientos durante el relato. He comenzado alegre, me he puesto melancólica, he mirado atrás y luego adelante y ahora estoy en un punto en el que no se como seguir. Quiero decir tantas cosas que se enredan en mi mente y hacen presión para salir todas a la  vez.

Tengo tanto que agradecer... y no encuentro palabras que lo expresen. Hace días escribía sobre la importancia de decir Te quiero. Es igual de importante ser y sentirse querido. Me siento afortunada y querida, mucho. Y se me empañan los ojos pero no acude a ellos la tristeza.

Voy a colocar esa vela en mi tarta de cumpleaños, esa vela que me indica que sigo viva y voy a seguir escribiendo el libro mi existencia, sin volver a las páginas anteriores pasando, cada una de ellas con la esperanza de no encontrar una en blanco que mis pensamientos no puedan rellenar.

Soplaré  mi vela nueva y pensaré en ti, que estás siempre a mi lado. Y sonreiré.


jueves, 18 de agosto de 2016

DETRÁS DE UNA SONRISA...



Detrás de cada persona, tras cada sonrisa, siempre se esconde una pena. Puede ser reciente o de antaño. Unas veces producida por la marcha de un ser querido y otras por la ruptura de un amor que creíamos verdadero y que ha durado menos tiempo del que pensábamos. Todas son dolorosas y aunque a menudo se suela decir que “el tiempo lo cura todo”, lo cierto es que la cicatriz ahí queda, recordando cada día de nuestra vida que en ese lugar hubo una herida. En algún momento nos acordamos y enmascaramos nuestra tristeza tras una sonrisa, la que lleva los buenos instantes anteriores al suceso y eso hace que sea más llevadero.

Rememoramos situaciones, risas, aquella última noche juntos, aquellas cosas que no se dijeron a tiempo y que ya no se dirán jamás de la misma forma que tampoco se escucharán. Y lloramos, pero no hay vuelta atrás. De nada sirve culparse y arrepentirse, hay que levantarse y seguir, continuar sin perder la sonrisa. En ella están todas esas historias vividas, esas horas compartidas, esos deseos soñados, todas las palabras que sí salieron de nuestra boca. Y todos los “Te quiero” inesperados, dichos con sinceridad, sin planearlo, sin buscar un día para hacerlo.


Hace unos meses, en la presentación de su último libro, EL REGALO, Eloy Moreno decía que nos cuesta mucho decir TE QUIERO. Algo tan sencillo. Así mismo dijo que en cierta ocasión, en la presentación de uno de sus libros, no recuerdo cual, pidió a los asistentes que cogieran el móvil y enviaran a la persona que quisieran, siempre y cuando no fuera su pareja, un mensaje poniendo simplemente esas dos palabras. Hubo respuestas de todo tipo, desde un “¿estás borracha? o ¿a ti que te pasa hoy? hasta un “te has equivocado de persona”. Nadie respondió de la misma forma, a nadie se le ocurrió decir “yo también”.

Yo decidí llevarlo a cabo y una noche envié a mi hija un mensaje que decía: "Te quiero mucho" y ella respondió: “¿Por qué me dices que me quieres?, estás tajada ¿no?” Yo contesté con otro que decía: “porque te quiero y no, no estoy tajada”.

¿Por qué nos resultará tan difícil expresar lo que sentimos? ¿Por qué creeremos que el alcohol da esa valentía que por otro lado nunca es real?. A día de hoy no he encontrado la respuesta. No obstante, la vida pasa deprisa y aunque  no sigamos su paso es mejor que no nos encuentre con los deberes sin realizar. “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, es un buen dicho al que yo no suelo hacer caso y tal vez un día no haya mañana ni tiempo para arrepentirse.

Os dejo la versión poética de mi relato. Espero que os guste este poema que escribí ayer y me digáis todo aquello que os sugiere.






TRAS SU SONRISA

Detrás de esa sonrisa
su vida esconde una pena
de alegría enmascarada
dormida en tiempo pasado
que sueña un dolor que llora
escondido tras los muros
de un corazón malherido
de una vida no vivida
alejada en la distancia
borrada del pensamiento
y sigue…
sigue buscando el descanso
de su mente
de su alma el alivio
y de su silencio
las palabras nunca dichas
que ocultas quedaron
y tras la lluvia…
olor a tierra mojada
y un arco iris lejano
marca esa dulce sonrisa
que su pena no demuestra.


Arancha Murugarren. (17/08/16)

miércoles, 3 de agosto de 2016

CUANDO EL ESCRITOR TRASPASA TU MENTE. "LA SOMBRA DE LA MUERTE DE ANTONIO LAGARES".




OPINIÓN DE: LA SOMBRA DE LA MUERTE

AUTOR: ANTONIO LAGARES

GÉNERO: PSICOTERROR.

SINOPSIS: 

Cuando Rosa encontró el manuscrito, no dudó en empezar a leerlo. No imaginó hasta que punto iba a cambiar su vida y la de cuantos le rodeaban. Se adentró en la historia y la historia se apoderó de ella. Se dejó guiar por las palabras de un escritor afectado por su propia obra y no hizo caso de sus advertencias.
Tú, lector que estás a las puertas del camino: ¿te atreves a acompañar a Rosa? ¿Te sientes capaz de enfrentarte a tus miedos ?. Si es así:  abre el libro, no permitas que el autor se adueñe de tu mente y sigue adelante… hasta el final…

(Sinopsis de: Arantxa Murugarren)



OPINIÓN PERSONAL:

Hace ya unos días que terminé de leer La sombra de la muerte de Antonio Lagares y todavía sigo encendiendo la luz cuando me levanto por la noche por miedo a encontrarme visitas inesperadas.
Cuando Antonio me dijo hace ya unas semanas que había escrito un nuevo libro y me preguntó si quería leerlo no lo dudé y respondí que sí. Al advertirme que era de psicoterror dudé un poquito pero mi respuesta siguió siendo afirmativa.  No suelo leer novela de terror, me asusta pasar miedo, no poder dormir por la noche. Y el psicoterror me asusta todavía más, ya que ese miedo se instala en la mente del espectador si hablamos de una película o del lector en este caso. Todo lo que ocurre es producto de nuestra imaginación o tal vez no, y por eso nos da miedo. Tengo que admitir que al leer la descripción empecé a dudar de mi decisión. Ahí ponía que el “psicoterror” podía causar la muerte del lector…
Decidí leer el libro por varias razones. Una de ellas fue el autor. Conocí a  Antonio Lagares  a través de un grupo de Facebook. En aquel momento él estaba promocionando su novela “Bobo”. La leí y me encantó. Decidí contactar con él y darle mi opinión y desde entonces hemos hablado en varias ocasiones. Otra, fue que todo buen lector que se precie de ello debe leer todo tipo de géneros para poder opinar con criterio. Y la más importante, lo leí como reto personal, sentí que era el momento de enfrentarme a uno de mis miedos.
Comencé a ojearlo con reparo, intentando mantener la distancia. Quise ser lectora sin involucrarme en lo que leía pero no funcionó. Empecé a hacer caso de sus indicaciones y a los pocos capítulos dejé de leer para no enfrentarme a ese miedo que empezaba a instalarse en mí.
Pasaron los días y dudé si debía continuar, incluso se lo pregunté a él. Por supuesto en su respuesta me animaba a hacerlo. No iba a ocurrir nada, aunque en psicoterror nunca se sabe. 
Lo retomé pero cambié mi manera de leer. Decidí meterme en su mente de escritor de la misma manera que él intentaba recalar en la mía y tomé el control de la novela. Me introduje en la historia antes de que esta se apoderara de mí. Y ahí fue cuando comencé a disfrutar de la lectura. A partir de ese momento vi más allá del terror. Sin embargo, continué encendiendo la luz por la noche y evité mirar al espejo en la oscuridad.

Antonio Lagares tiene un estilo sencillo pero profundo que engancha desde el principio. En esta novela en concreto utiliza diferentes registros narrativos y los intercala en cada capítulo siguiendo un guión supongo que establecido: indicaciones del autor, relato del manuscrito y la historia de Rosa que es en definitiva la clave del libro. El lector no se pierde, sabe en cada ocasión a qué se está refiriendo. Describe las situaciones con maestría y realismo.
Hay una cosa que me gusta especialmente de este autor y es la descripción que hace de los personajes, el realismo del que los dota. Cuida muchísimo todos los detalles y eso hace que resulten creíbles y que llegues a identificarte con ellos. En este caso se ve como va cambiando el personaje de Rosa desde que empieza a leer el manuscrito. Va acorde con los acontecimientos.

En una ocasión me dijo que se involucraba mucho con sus personajes y que el personaje que más le había costado había sido el de su libro La rastreadora ya que según sus propias palabras "se tuvo que meter dentro de la conciencia de un esquizofrénico y darle vida al interior de esa conciencia”.  Me contó que “esa novela le costó mucho trabajo, más del que nos podemos imaginar. Tres años de intensos cambios en la trama hasta conseguir finalizarla. Incluso llegó a pasarlo mal ya que se mete en la piel de sus personajes así que después escribió Bobo para eliminar la tensión acumulada y para demostrarse que podía escribir géneros diferentes al terror psicológico”. 

Es maravillosa la interacción que tiene con el lector en La sombra de la muerte. Al principio de cada capítulo da una serie de pautas y consejos para a continuación decir que no se le va a hacer caso. De esa forma manipula la mente de la persona que está leyendo haciendo que el miedo se apodere de ella.
En un momento determinado escribe: Has llegado hasta aquí, sonries… Y efectivamente, me di cuenta de que estaba sonriendo. En ese momento el escritor nos recuerda que aún no ha terminado la historia y ahí yo sentí un escalofrío.
Es una novela muy buena. A mí me ha gustado. La trama está muy bien construida y los relatos intercalados le dan agilidad.
Tengo que mencionar que la idea de insertar imágenes y caracterizaciones es muy buena. Aterrorizan bastante, no sabes cuando te las vas a encontrar y aunque estás alerta, no puedes evitar sobresaltarte al verla.

A lo largo de su trayectoria, Antonio Lagares ha demostrado una gran versatilidad ya que se desenvuelve en todos los géneros habiendo escrito tanto narrativa como poesía y teatro.


La sombra de la muerte, en mi opinión, demuestra que es capaz de ir un poco más allá. Es una novela que merece la pena ser leída. Si eres amante del terror no te la puedes perder  y si no lo eres, hazte dueña de la situación y
adelántate a la manipulación mental del autor antes de que sea tarde y no haya vuelta atrás…