TITULO:
CARTAS PARA NO OLVIDAR
AUTOR:
F. JAVIER BLÁZQUEZ
GÉNERO:
NARRATIVA/EPISTOLAR
SINOPSIS:
Karol se siente muy afectada
por la desaparición de su marido tras acabar la Segunda Guerra Mundial, pero al
cabo de dos años comienza a superar su pérdida. Da clases en un colegio y se
ocupa de educar a sus dos hijos pequeños. Mantiene correspondencia con una
amiga íntima, y con su único hermano.
Cinco años después recibe una
carta anónima que contiene un recorte de prensa sobre antiguos nazis en
Sudamérica. Al cabo de un mes le llega otra carta sin remitente, y después una
tercera misiva con remite. Se trata de su marido, Ernst, ex oficial de las SS.
Le dice que por motivos de seguridad no le había contactado antes. Le pide que
abandone Alemania con sus hijos y que se vaya a vivir con él a Buenos Aires.
Karol se siente turbada. Daba
por hecho su desaparición. Necesita contar con razones de peso para justificar
una decisión que va a afectar el futuro de toda su familia. Analiza y sopesa
pros y contras. Al final escribe a su marido haciéndole saber su decisión,
firme e irreversible.
OPINIÓN
PERSONAL:
Hace tiempo que tengo este
libro, pero sin motivo aparente o tal vez por uno del que no soy consciente
había ido aplazando su lectura.
Cuando lo compré
lo guardé en la estantería y hace unos días buscando nueva lectura lo encontré
y sentí que era el momento de leerlo.
Comencé a leerlo
de noche, como suelo hacer habitualmente y en cuanto lo abrí y leí las primeras
páginas supe que no iba a tardar en terminarlo, que la forma en que había sido escrito, fomentaría mi necesidad de saber más. Supe que esa manera de narrar,
me iba a tener atrapada durante un tiempo que se antojaría corto.
Bello libro de
narrativa utilizando un formato inusual, el epistolar. Está
concebido como cartas escritas a y por diferentes personas.
A través de
ellas el lector se adentra en la vida de Karol. Y de su puño y letra
conoce aspectos de su pasado y de su presente. Incluso es posible vislumbrar su
futuro.
Es un libro ágil, los capítulos son cortos y anima al lector a
seguir leyendo para conocer qué hay detrás de cada personaje, para acompañarle
en sus aventuras y ser aliento en sus instantes malos. Aunque no describe a
cada uno de forma explícita, de manera inconsciente o tal vez demasiado
consciente están plasmados sus rasgos y su manera de ser a través de los
escritos de cada uno.
El autor les deja que cuenten,
que hablen, que digan todo cuanto quieren expresar.
Y el lector comprende sus
vidas, las razones de unos, las manera de comportarse de otros. La necesidad de
desahogarse de casi todos.
Y se deja llevar por las
palabras, por los gestos descritos, por las noches de lluvia y el aroma a
tierra mojada que queda después. Se deja acunar por esa nostalgia y ese deseo
de cambio, de seguir adelante, por la comprensión de la amiga, por ese cariño
de hermano, por la necesidad de explicación en todo caso.
Tiene un contenido profundo,
hay mucho plasmado entre líneas, en los espacios vacíos, en ese silencio que
acompaña a las guerras. En este caso, la Segunda Guerra Mundial. Habla del
nazismo, pero no incide en escenas cruentas o dolorosas.
Entre las páginas se advierte
la documentación del autor, la pasión por este tema. El escritor desdramatiza y
llega al lector, le emociona, le hace sentir.
Conozco a Javier Blázquez
desde hace unos años, no recuerdo bien cuántos, la verdad es que no tiene
importancia. Coincidimos en un taller de escritura creativa.
Era la primera vez que me
apuntaba a uno. Después de haber abandonado la escritura por circunstancias de
la vida, tras varios meses sin trabajo decidí retomar esa pasión que tenía casi
olvidada.
Desde entonces nos hemos
apoyado y conversado mucho con el fin de mejorar, constituyendo una amistad que
ha ido más allá de las paredes del aula.
Siempre me ha gustado el
sentimiento que pone en cada escrito, su habilidad a la hora de describir
situaciones y paisajes, de definir cada personaje.
El final de cada carta es muy
poético y de gran belleza.
En general, la mayoría de las cartas tienen tono
poético y están dotados de musicalidad.
Algunas las leí en voz alta,
como si fuera yo quien las hubiera escrito, o mejor dicho quien las hubiera
recibido. En un intento por volver a una época en la que yo también escribía
cartas.
Entonces yo era adolescente y me
escribía con varias amigas, pero había una en especial con la que intercambiaba
pegatinas y recortes de revista en las que salían nuestros cantantes o actores
favoritos en aquel momento.
Y éramos felices.
O tal vez no, pero lo parecía.
Leyendo el libro sentí la necesidad de volver a leer aquellas cartas que recibí
hace tantos años. Cartas cuyos remitentes han quedado relegados a un instante
del pasado, convertidos en un recuerdo vago. No todos, pero sí algunos.
Por aquel entonces entablé
amistad con gente a la que no conocía y que a través del teletexto buscaban
amistad a través de la correspondencia. Una manera de desahogarse también. A
veces resulta más fácil hablar con alguien a quien no conoces. Eran gente de
aquí y del extranjero. Nos enviábamos fotos para conocernos un poco más. Con
alguna de ellas llegué incluso a hablar por teléfono. Conocí gente interesante,
algunas madres primerizas como yo.
Después perdimos el contacto.
Sin motivo aparente.
Solo dejamos de escribir.
Me entristece pensar en ello.
No
fue difícil dar con las cartas. Llevan años guardadas en una caja. En alguna
ocasión pensé en deshacerme de ellas pero no lo hice. En parte porque es una
manera de mantener vivos unos recuerdos que quizás desaparezcan algún día de mi
memoria.
Hacía mucho que no las releía.
Hubo un tiempo en que lo hacía
a menudo.
Todas y cada una de ellas. Al sacarlas
de los sobres me invadió ese olor añejo que adquiere el papel con el paso del
tiempo y la nostalgia se adueñó de mí mientras las releía.
Al finalizar sonreí y las
volví a guardar en la misma caja y las metí dentro del mismo armario. Hasta que
vuelva a sentir la necesidad de cogerlas.
En Cartas para no olvidar hay amor, hay vida, hay ganas de seguir adelante,
de continuar por carreteras secundarias sin saber si se volverá a la principal
pero con la emoción de un comienzo nuevo.
Y sobre todo, hay cariño,
mucho cariño.
Al terminar, antes de pasar la
última página y poner punto final a la lectura pensé en lo rápido que pasa el tiempo
y lo despacio que parece que vamos nosotros.
Entonces lo cerré y al igual
que había hecho con las cartas, lo volví a poner en la estantería, con cuidado,
con la misma delicadeza impresa por el autor en cada página de esta bonita historia.
Mientras te escribo, la noche está comenzando a caer. Enseguida oscurecerá. Estoy viendo dibujarse en el cielo unas nubes oscuras que presagian de nuevo lluvia, creo que de forma inminente.
Presiento que se van a acabar pronto las mañanas de verano impregnadas de la fragancia de los frutales en flor, así como la serenidad de las noches calurosas y estrelladas.
Cartas para no olvidar / F. Javier Blázquez.
Me parece hermosísima, Arantxa, esta opinión que das del libro Cartas para no olvidar. Me he dejaado atrapar por tus palabras y sin darme cuenta me he puesto a imaginar escenas del libro. Y como siempre aportas con generosidad parte de tu vida perosnal, esta vez nos has hecho participar de las cartas que te escribís con gente del teletexto. ¡Qué experienca tan bonita! Sigue leyendo, Arantxa, para ilustrarnos con tu corazón. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias por tus bellas palabras, Óscar. Me alegro mucho de que te haya gustado. Un abrazo muy fuerte.
EliminarSiempre he sentido fascinación por los libros "apostólicos" puede que sea porque trabajo en Correos, jaja. Pero la verdad es que me encanta saber que siguen existiendo y funcionando. Las cartas siempre son una manera sincera y personal de llegar al lector, por lo que cuentas creo qeu le voy a dar una oportunidad. Gracias por el consejo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario Ana Belén. La verdad es que es un libro que se lee rápido y deja muy buenas sensaciones. Yo también pienso que las cartas son más personales e íntimas.
EliminarHola!!
ResponderEliminarMe ha llamado la curiosidad el pensar que son cartas y mira a mi también me ha venido a la cabeza cuando era joven y tooodos los días recibía y escribía cartas, la ilusión con que bajaba al buzón... Pues me he sentido identificada con tus palabras. La verdad que leer un libro de alguien que conozco motiva más y mira fue el momento justo en el que lo empezaste. A mi también cuando leo las primeras páginas se si me va a enganchar. Pues tomo nota de este que se ve que te ha gustado mucho por cómo hablas de él.
Besos.
Hola Laura. Gracias por tu comentario. Lo cierto es que produce cierta nostalgia y una vuelta a esa época que comentas. Yo también escribía muchas cartas y me da pena pensar en como fui perdiendo ese hábito poco a poco.
EliminarHola.
ResponderEliminarMadre mia, que intriga de saber qué pasará con el marido, se irá o se quedará. Me has dejado con ganas de saber que pasará y estoy segura que también me lo leería enseguida. Me lo apunto en mi lista.
Un beso.
Hola!
ResponderEliminarMuchas gracias por tu reseña, la verdad es que me encantan las novelas así. Me quedo con muchísima curiosidad de saber lo que pasará al final y en algún momento espero leérmelo. Y viendo la cita que has puesto al final no me cabe duda de que va a ser un placer leer a este autor con la forma de escribir que tiene!
Un beso!
Me suena mucho su título. Tiene pinta de ser emocionante, de esos de seguir leyendo, querer saber qué pasa con el marido. A la vez, que no quieres que acabe. Mucho sentimiento percibo por lo que cuentas en tu reseña.
ResponderEliminarEs una historia interesante y el formato en que esta escrito seguro lo hace más adictivo, puedo imaginar el desenlace final, pero me imagino que una vez que empiezas ya no paras hasta acabarlo, en algún punto de mi adolescencia sentí la necesidad de cartearme con personas del extranjero, leía la revista Bravo y había una sección donde varias personas dejaban una breve descripción y la dirección donde podías escribirles, nunca terminé de hacerlo porque en ese tiempo no tenía dinero para envíar la correspondencia, luego llegó la tecnología y los chats de Terra donde conocí algunas personas, pero luego al igual que tú deje de escribir.
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