sábado, 31 de diciembre de 2016

ATRÁS QUEDA UN AÑO, DELANTE HAY UN CAMINO.



Último día de diciembre. En apenas unas horas despediremos el 2016 y comenzaremos el 2017.

¡Un nuevo año por delante!

Hoy el día pasará rápido, entre compras y fogones en la mayoría de los casos. No nos daremos cuenta hasta que de repente, miremos el reloj y veamos que solo quedan unos minutos para cerrar la página de un libro que nos ha costado escribir 12 meses.

Habrá quién lo continúe porque aún tiene mucho que escribir y considera que aún no debe terminarlo.

Yo colocaré la palabra fin y lo cerraré. Después, lo colocaré en la estantería. No volveré a abrirlo.

El 31 de Diciembre es ese día en el que la mayoría hace balance de lo ocurrido, ese día en que se vuelve la mirada y se analizan los pros y los contras de un año que en ocasiones ha traído más sinsabores que alegrías.

Otras veces, no.

En la televisión nos bombardearán con las mejores imágenes del año, las mejores caídas del año, los momentos más divertidos del año y también los más trágicos del año. En unas cadenas incidirán en unos y en otras se preocuparán por la vida sentimental de personajes que no tienen mucho que contar pero dan audiencia que a la larga es lo que interesa en los medios.

Yo no quiero acordarme de muchas cosas que han pasado este año. Se que es algo inevitable de lo que no puedo huir porque la memoria no me deja. En algunos casos hay una nebulosa que envuelve ciertos momentos. Febrero pasó levitando por encima de nuestra familia. No lo vimos llegar, ni tampoco marcharse. A Arturo sí, le vimos partir la madrugada del 1 de marzo.

A partir de ahí, todo cambió.

Hace unos días, Alberto y yo vimos la película: “CARTA DE UNA DESCONOCIDA”. En el film, una mujer escribe una carta al hombre del que siempre ha estado enamorado. Recibe la carta cuando ella ya ha muerto. Al principio de la carta, ella dice: “creo que todo el mundo tiene dos cumpleaños: el día que se nace y el día que se despierta a la vida”. Cierta frase que da mucho que pensar. Nosotros despertamos a la vida de golpe y sin anestesia y entonces, empezamos a vivir.

Se suele decir que de los momentos malos salen otros buenos, también se dice que todo pasa por algo y todos nos consolamos diciendo que “lo mejor, está por llegar”. Ojalá no tuviéramos que decirlo, ni siquiera pensarlo, ojalá solo hubiera instantes buenos. En ese caso, la vida no sería como la conocemos.

Ha sido un tiempo extraño el acontecido, personal y profesionalmente. Tanto Alberto como yo hemos tenido que levantar la cabeza y enfrentarnos a situaciones que no conocíamos o que habíamos olvidado que existían. Nos hemos apoyado el uno en el otro y hemos caminado agarrados de la mano.

Por mi vida han pasado muchas personas este año. Algunas han entrado en mi vida y me han ayudado a mejorar y a crecer en mi faceta literaria.  Muchas me han apoyado en los malos momentos y me han dado un abrazo o me han escrito una palabra de ánimo cuando lo he necesitado. Los amigos de toda la vida han estado a nuestro lado y los hemos sentido más cerca que nunca. También ha habido quién ha salido de mi entorno. Y a otras las he recuperado después de mucho tiempo o tal vez no tanto. Mi percepción del tiempo a menudo no coincide con la realidad. No diré nombres, no es necesario.

Todas y cada una saben quién son.

Seguro que hoy la mayoría de la gente mirará en su interior y recordará instantes acaecidos al igual que lo estoy haciendo yo. La sensación será parecida.

Dentro de un rato cada uno pasará la noche a su manera y celebrará la entrada del nuevo año a su modo también. Nosotros comeremos las uvas, daremos por finiquitado el 2016 y brindaremos por esos momentos que nos esperan a la vuelta de la esquina.

Desde mi escritorio y antes de que todo acabe para dar paso al comienzo os dejo los últimos versos que voy a escribir este año.











Cuando esta noche te marches,
no me mires a los ojos
ni me dejes tus recuerdos.

Duende sin fortuna,
aleja de mi tu sombra
desaparece del paso
que ya no marca el camino.

Voy a abrazar la distancia
que tu partida
me deja.

Cuando esta noche te marches
una lágrima no dejes
en mis ojos ya cansados
ni te vuelvas a observarme.

Escápate con tus miedos
con el dolor de mi alma
escápate sin mis sueños
déjame seguir mis huellas.


¿Será el 2017, ese año con el que soñamos cada 31 de Diciembre, ese en el que se cumplirán todos nuestros deseos? El 1 de enero daremos el primer paso.

2 comentarios:

  1. Wow. Cariño. Tus palabras las hago mías. Vete 2016 y no me dígas ni adiós, no te acuerdes de mí yo por mi parte intentaré olvidarte aunque sé que será imposible pues has marcado con fuego mi pobre e indefenso corazón.

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  2. Arantxa, una vez más tu artículo desprende sinceridad y autenticidad. Has escrito a tu 2016 como con cierta distancia a pesar de sus sinsabores. Mi año tampoco fue bueno hasta el final pero por eso no vamos a perder la capacidad de ilusionarnos, algo que nos hace humanos.
    Tu poesía me ha parecido deliciosa, me ha gustado mucho. Te d
    eseo toda clase de bienes para el 2017, también que progreses en tu escritura y que nos beneficiemos todos.

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