A
Lourdes no le gusta que escriba poemas, dice que no los entiende. Mi hermana
también lo dice.
Alguna
vez sí los ha comprendido, incluso ha llorado con el significado de los versos.
En
esas ocasiones me ha dicho que soy tonta porque le he hecho llorar.
No me
importa que me llame tonta, me hace feliz que capte el sentimiento de lo que he
querido expresar.
Sé que
lee todo lo que escribo, aunque no siempre me lo diga. Incluso los poemas, a
pesar de no entenderlos siempre.
Insiste
a menudo en que escriba un libro de capítulos, a lo que yo respondo que no sé
escribir libros de capítulos y ella entonces me replica que tampoco sabía
escribir poemas de amor y publiqué un poemario.
Es una
anécdota simpática que me da pie para comenzar este relato.
Quizás
algún día deje de ser una anécdota.
Sin
embargo, aunque no sepa cómo empezar una historia, como hilar un argumento
largo, aunque se me resista ese libro de capítulos, de vez en cuando me adentro
en la narrativa.
Me
encanta escribir relatos, relatar recuerdos.
Especialmente cada 31 de julio, día de su nacimiento. Me gusta recordarlo y dedicarle unas bonitas palabras.
A ella también le gusta.
Sí,
nació un 31 de julio, igual que el personaje de ficción Harry Potter. Ella
también llevaba gafitas como él. Y su sonrisa es mágica al igual que la
expresión de sus ojos.
Por
eso en mi móvil suena la melodía de Hogwarts cuando ella me llama.
Aquel día, al atardecer, llovía con fuerza. Esto ya lo he mencionado otras veces.
Lo que
creo que todavía no he contado es la hora a la que nació. Nació a las 9 menos
diez de la noche. Nunca olvidaré aquel reloj que había en el paritorio ni a la
doctora diciendo la hora. Tampoco olvidaré a la enfermera preguntando si podía
salir al pasillo a informar al padre de cómo iba todo.
Fue
una espera larga, un parto difícil, Alberto no pudo ver cómo nacía nuestra
chiquitina y yo no escuché cuando lloró por primera vez, pero él sí. Desde la
incómoda silla del pasillo pudo oírlo.
No
pude ver la felicidad en sus ojos en ese momento ni él vio mi emoción cuando me
acercaron a Lourdes para que le diera un besito nada más nacer.
Es muy
vívido el recuerdo de aquella tormenta, del ruido de los truenos cuando ya
estaba en la habitación, del sonido de la lluvia golpeando en el cristal y del
viento que azotaba las ramas de los árboles y las persianas.
Sin
embargo, de la intensidad del dolor antes de que Lourdes naciera, ya no me
acuerdo.
En mi
mente hay muchas escenas de aquellos momentos, fotogramas que han quedado en mi
mente y que refresco con frecuencia. Cada vez que veo la carita de mi niña en
una foto de hace 22 años, cada vez que la miro ahora.
Este
es un año extraño, un año en el que cumplir años se está convirtiendo en algo muy raro. Un año en el que los abrazos y los besos están guardados en
los bolsillos, y las sonrisas pierden color tras las mascarillas. Las
celebraciones son atípicas y a través de la pantalla del teléfono o del
ordenador la vida no es igual y la emoción del momento tampoco.
En
tiempo de pandemia los cumpleaños son diferentes.
Me
imagino dentro de un tiempo en el recuerdo de estas palabras que escribo al
calor de unos días en los que la temperatura casi alcanza los 40 grados. De
cuánto marcaba el termómetro aquella vez tampoco tengo conciencia. Tal vez hoy el
bochorno derive en tormenta de nuevo. En ese tiempo futuro me acordaré de este
relato, me veré tras el ordenador tecleando estos pensamientos presentes con
sabor añejo y rememorando los muchísimos instantes dulces y alguno que otro más
amargo desde aquel entonces.
La
memoria a veces es frágil y no retiene cada una de las palabras escritas en los
anteriores cumpleaños.
También
es selectiva y relega al trastero aquello que no le gusta, que ya no le sirve,
aquello que no le aporta nada. Con el paso del tiempo el dolor ya no es el
mismo, aunque la tristeza se mantenga.
No
quiero divagar, no más de lo necesario y por ello vuelvo al hilo de lo que
pretendo contar. Es difícil no repetirse, no escribir cada año lo mismo.
Este
no será como todos.
Me
refiero al relato.
También
a la celebración, sobre todo a la celebración.
Este
va a ser su primer cumpleaños trabajando, su primer cumpleaños en medio de los
rebrotes de una pandemia, Esta, si no me traiciona la memoria, será la primera
vez que no lo celebre con toda la familia el día que cumple los años.
En
ningún caso eso quiere decir que no vaya a ser especial.
Este
será un capítulo más de su vida. Uno escrito con tinta gris en lugar de la rosa
que conforma su color favorito.
Uno
más de esos que algún día serán parte de ese tan ansiado libro de capítulos que
ella quiere que yo escriba y que yo aprenderé a escribir.
«Y de pronto, mi madre me cogió y me abrazó.
──Te quiero ── me dijo al oído
── Yo también ── le contesté, pero noté como le cambiaba el rosto…
── ¡ No, no! ── me recriminó──. Yo también no es un te quiero, no lo olvides, no lo olvides nunca.
── Te quiero, mamá. ¡Te quiero! ¡te quiero! ── le grité.
Te quiero, quizá las dos palabras más complicadas de decir a un padre, quizá las dos palabras más complicadas de decir a un hijo.»
Fragmento de El regalo / Eloy Moreno
He
releído muchas veces este párrafo y he dicho también mucho más a menudo “Te quiero”,
desde que lo leí por primera vez, desde que escuché al autor en la presentación
del libro. No es difícil hacerlo, aunque a veces lo parezca.
¡Hola!
ResponderEliminarEste año para todos ha sido un año diferente, pero no por ello debemos renunciar a las cosas buenas que también han ido sucediendo, como son los cumpleaños, que este año más que nunca, lo de celebrar la vida, cobra más valor si cabe.
Por otro lado, gracias. Gracias por compartir el recuerdo de ese momento tan especial en tu vida y hacerlo como solo tú sabes hacerlo, porque tus palabras encierran mucho más que unas letras, unos sentimientos, y pocos, o eso creo yo, saben transmitirlos.
Por cierto el fragmento del El regalo, me ha encantado.
Besotes
Salvo unos pocos afortunados de principio de año, los cumpleaños en muchos casos han pasado como un día más, sin pena ni gloria por no poder juntarse y brindar por sumar uno más...Qué casualidad, siguió a HP al elegir ese día para nacer jeje,bss!
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